Cada vez son más las personas que huyen de las grandes urbes hacia entornos más naturales. Con ello no pretenden sino que alejarse de los atascos eternos, de la contaminación atmosférica y acústica diaria, y en definitiva, del gran estrés que aporta todo esto a su vida diaria. “Muchas de estas personas que se han convertido en protagonistas del éxodo rural que se está produciendo desde hace ya varios años, están además de preocupados por su salud, también preocupados por la salud del planeta en el que viven, es por este motivo que muchos de ellos piensan en las denominadas casas pasivas” comentan desde KDCasa Estudio.
La casa pasiva, también conocida como casa solar pasiva o hábitat pasivo, es un tipo de construcción en la que se utilizan los recursos de la arquitectura bioclimática combinados con una eficiencia energética muy superior a la de la construcción tradicional. Su consumo energético es muy bajo debido a que ofrecen durante todo el año una temperatura confortable en su interior sin necesidad de emplear la calefacción en invierno o el aire acondicionado durante el verano. Sin embargo, y como indican desde KDCasa Estudio, “este concepto que parece tan novedoso se popularizó en las escuelas de arquitectura ya a principios de los 80”.
Las características principales de este tipo de construcciones son las siguientes:
- Diseño bioclimático.
- Alto aislamiento térmico, eliminación de puentes térmicos y ventanas de altas prestaciones.
- Estanqueidad al aire y recuperador de calor para un mayor confort.
- Eficiencia, sostenibilidad y rentabilidad.
Todas estas características reportarán además a sus moradores beneficios para la salud, se reducen las reacciones alérgicas, la sensación de cansancio y otras dolencias como por ejemplo, los dolores de cabeza.