Tras años haciendo oídos sordos de los organismos e instituciones que alertaban de lo nocivo que resulta el ser humano para el planeta en el que vive, parece que, al fin, se comienzan a tomar medidas encaminadas, al menos, a no continuar empeorando la situación.
Y es que, ya sea por voluntad propia o por imposición normativa, lo cierto es que España parece pensar cada vez más en verde, y pese a que todavía queda mucho camino por andar antes de alcanzar los objetivos incluidos en España 2050, lo cierto es que poco a poco se van tomando medidas y marcando hitos.
Durante el primer semestre del año más de la mitad de la energía producida en el país procedía de fuentes renovables, la venta de vehículos nuevos que utilicen combustibles fósiles estará prohibida a partir de 2040 y, en el ámbito de la construcción, desde 2020, cualquier nueva edificación habrá de tener la clasificación energética A.
“Aunque lentamente, caminamos paso a paso hacia un mundo mucho más sostenible. De hecho, ya hace bastante tiempo que comenzamos a notar un interés creciente por las viviendas sostenibles y las casas pasivas, lo que no es de extrañar, dado que poseen enormes beneficios no solo para el planeta, sino también para sus moradores” comentan desde Conspal Construcción y Rehabilitación Sostenible, empresa dedicada a la construcción de viviendas de alta eficiencia energética con más de una década de experiencia a sus espaldas.
Pero, ¿cuáles son las diferencias entre casa pasiva y vivienda sostenible? ¿Qué requisitos han de cumplir unas y otras para poder ser certificadas?
“Grosso modo, podríamos decir que una casa o vivienda pasiva es aquella que se realiza siguiendo los criterios de la certificación PASSIVHAUS, mientras que una vivienda sostenible es la que se realiza siguiendo los criterios de la certificación LEED y BREEAM”.
“La certificación de vivienda sostenible pone el foco en la reducción del consumo del agua y de la energía, en la utilización de materiales sostenibles y en la calidad del aire interior, mientras que las viviendas pasivas, aunque con criterios más relajados, se centran en la energía y la calidad del aire, es decir, en el confort del usuario”.
Las viviendas pasivas y las sostenibles, son, en esencia, completamente diferentes, dado que los criterios seguidos para conseguir la certificación y, por lo tanto, para su construcción, son completamente diferentes.
Sin embargo, en términos generales, podríamos decir que una casa pasiva es también una vivienda sostenible en la que se presta especial atención al confort del usuario.